domingo, 25 de marzo de 2012


VICARIO DE CRISTO


Entre la gente que había ido a Jerusalén a adorar durante la fiesta, había algunos griegos. Éstos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron: —Señor, queremos ver a Jesús.
Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús. Jesús les dijo entonces:
—Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.
San Juan 12:20-23

El Papa Benedicto XVI ha visitado Guanajuato los días del 23 al 26 de Marzo de 2012. Como Jefe de Estado que es, el Presidente de México lo recibió como se le recibe a cualquier otro jefe de estado de cualquier nación. El papa Benedicto es el único jefe de estado en todo el mundo, que además de ser jefe del estado Vaticano es líder de una denominación cristiana. Y como tal, merece todo nuestro respeto. Los fieles católicos romanos mexicanos, han estado satisfechos de tener a su líder tan cerca de ellos, claro, los que viven en Guanajuato o tuvieron la oportunidad de viajar para verlo. Como seres humanos que somos, no todos están tan contentos con él, después de todos los escándalos que surgieron en meses pasados dentro y fuera de la Iglesia Católica Romana.

Creo firmemente que como seguidores de un líder como Jesucristo, quien para nosotros es el Hijo de Dios, Dios mismo como segunda persona de la Santísima Trinidad. Debemos ser expertos en identificar el liderazgo o la falta de liderazgo en todo aquel que nos rodea, pero principalmente en aquellos que quieran dirigirnos. ¿Porqué? Porque como maestro, Jesucristo dio una gran enseñanza a sus discípulos y por ende nosotros aprendemos también de esa enseñanza.
La fracción del evangelio en este cuarto domingo en Cuaresma, nos habla precisamente del liderazgo de Jesucristo. Todo cristiano conoce o ha escuchado a cerca del milagro realizado por Jesús, con los cinco panes y los dos pescados.
Cuando Jesús se vio rodeado por la multitud que lo seguía, inmediatamente dio por sentado que él y sus discípulos se encargarían de darles de comer, y aunque Jesús ya sabía lo que debía hacer, él le pregunta a Felipe “¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente?” Felipe, comienza a hacer sus cuentas de acuerdo al dinero que tenían y apenas podían pagar para que mal comiera la multitud, pero aparte, la ciudad más cercana para comprar el pan, no se encontraba tan cerca y además ya era tarde para ir y regresar con el pan. Andrés, se adelanta un poco y encuentra a un niño que tiene los cinco panes y dos pescados. Pero, con ello sería imposible alimentar a tanta gente.
Aquí podemos observar la diferencia entre la visión de Jesús y la de sus seguidores. Jesús tiene la confianza de que ellos alimentarán a la gente, los discípulos dependen del dinero, y de los pocos recursos que tienen a la mano, pero esto no quiere decir que los discípulos estén equivocados, de acuerdo a sus conocimientos y experiencias, ellos aportan lo que pueden dar, y Jesús tomando una de sus propuestas partirá de ahí para comenzar el milagro. Teniendo ya los cinco panes y los dos pescados, Jesús da gracias a Dios, y ese agradecimiento es una pieza clave, agradecer por lo poco o nada que había en ese instante.
Lo siguiente, para darle seguimiento al milagro, fue el hecho de repartir. Jesús dio a la gente lo que necesitaban, y por mano de los discípulos se alcanzó el propósito, alimentar a la multitud.
Así que los discípulos se enfocaron en seguir la orden de su líder, sin buscar en principio la remuneración o el pago, sino que se enfocaron en cumplir el objetivo del trabajo que estaban desempeñando en ese momento.
Al final, el milagro que Dios realiza a través de Jesús y a través del desempeño de los discípulos, se extiende hasta el llenado de las 12 canastas con el pan sobrante. Era común en aquel tiempo que los hombres judíos cargaran con una canasta en donde guardaban su comida, y esto nos indica que al haber llenado 12 canastas, cada uno de los 12 discípulos, trabajaron en este proyecto y recibieron su paga. Seguramente recibieron más de lo que ellos esperaban.

Hermanas y hermanos, el liderazgo que nuestra patria necesita en este momento histórico, en donde existe una crisis de seguridad pública, una crisis de confianza en las autoridades, una crisis de valores humanos. Es importante ser los discípulos que Cristo está formando, y que lo está haciendo ya en tu vida.
Jesucristo nos enseña este día a que confiemos en Dios, así como él confió. Jesucristo nos anima a que creamos en nosotros mismos, así como él creyó en él mismo. Jesucristo nos reta a la acción así como él y sus discípulos entraron a la acción con sus propias manos, con sus propios recursos y con sus propias limitaciones.
El verdadero líder que México necesita, en primer lugar es aquel que cree, y que tiene la fe necesaria para alcanzar el bien común, para alcanzar los objetivos propuestos, y los planes a corto mediano y largo plazo. Pero el nuevo líder es aquel que al mismo tiempo puede ser sincero con él mismo y notar sus propias limitaciones y errores. El verdadero líder que nuestra patria necesita es aquel que sabe delegar las responsabilidades y deberes del grupo o institución a la cual está sirviendo. Ese líder está ejemplificado en Jesucristo. Pero él siempre ha estado en búsqueda de nuevos líderes, como lo fueron sus primeros 12 seguidores.

Hermanas y hermanos, Jesucristo nos enseña a que cada uno, tú y yo, seamos ese aprendiz, ese líder necesario en cada rincón del mundo. Tú casa, tú trabajo, tú iglesia, tú colonia, tú ciudad, etc. Te necesitan como líder. Debemos quitar de nuestras mentes el clásico líder, autoritario, impositivo, abusivo, exigente, promotor del miedo, sordo, inflado de poder, que tanto daño ha causado a nuestro México y aún lo sigue haciendo. Esos tiempos se acabaron, ahora es tiempo de los líderes que Jesucristo está formando, a partir de tu corazón, con respeto, con valores, con verdad, con lealtad, con compromiso, y con visión.

Busca al líder que llevas dentro de ti, y ponlo en acción.

AMÉN.

Pbro. Roberto Aguilar-Cedeño.

QUINTO DOMINGO EN CUARESMA – AÑO “B”
MARZO 25, 2012.




domingo, 18 de marzo de 2012


EL LIDERAZGO QUE MÉXICO NECESITA


La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:
—De veras éste es el profeta que había de venir al mundo.
San Juan 6:14

Los candidatos que competirán como aspirantes a la presidencia de la Republica Mexicana, desde la semana pasada se encuentran rindiendo protesta. Frente a los simpatizantes de sus partidos, ya han dado inicio sus campañas. Nuestro país nuevamente ha comenzado esta etapa que se vive cada 6 años. Escucharemos las propuestas que cada uno de ellos tendrá para el pueblo de México y el pueblo decidirá individualmente en una urna al final de la campaña.
Esto es una muy buena oportunidad para que nosotros como cristianos, tomemos conciencia del privilegio que tenemos como participantes de la naciente democracia mexicana. Ahora bien, ¿Cuál debe ser nuestra posición ante este tiempo electoral?
Cada uno de los candidatos a la presidencia debe tener nuestro respeto, pues son humanos y todos tienen sus propios aciertos y desaciertos. Lo que el cristiano deberá hacer es orar por cada uno de ellos, pero también escuchar y analizar cuál de ellos sería el mejor líder que México necesita.

Creo firmemente que como seguidores de un líder como Jesucristo, quien para nosotros es el Hijo de Dios, Dios mismo como segunda persona de la Santísima Trinidad. Debemos ser expertos en identificar el liderazgo o la falta de liderazgo en todo aquel que nos rodea, pero principalmente en aquellos que quieran dirigirnos. ¿Porqué? Porque como maestro, Jesucristo dio una gran enseñanza a sus discípulos y por ende nosotros aprendemos también de esa enseñanza.
La fracción del evangelio en este cuarto domingo en Cuaresma, nos habla precisamente del liderazgo de Jesucristo. Todo cristiano conoce o ha escuchado a cerca del milagro realizado por Jesús, con los cinco panes y los dos pescados.
Cuando Jesús se vio rodeado por la multitud que lo seguía, inmediatamente dio por sentado que él y sus discípulos se encargarían de darles de comer, y aunque Jesús ya sabía lo que debía hacer, él le pregunta a Felipe “¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente?” Felipe, comienza a hacer sus cuentas de acuerdo al dinero que tenían y apenas podían pagar para que mal comiera la multitud, pero aparte, la ciudad más cercana para comprar el pan, no se encontraba tan cerca y además ya era tarde para ir y regresar con el pan. Andrés, se adelanta un poco y encuentra a un niño que tiene los cinco panes y dos pescados. Pero, con ello sería imposible alimentar a tanta gente.
Aquí podemos observar la diferencia entre la visión de Jesús y la de sus seguidores. Jesús tiene la confianza de que ellos alimentarán a la gente, los discípulos dependen del dinero, y de los pocos recursos que tienen a la mano, pero esto no quiere decir que los discípulos estén equivocados, de acuerdo a sus conocimientos y experiencias, ellos aportan lo que pueden dar, y Jesús tomando una de sus propuestas partirá de ahí para comenzar el milagro. Teniendo ya los cinco panes y los dos pescados, Jesús da gracias a Dios, y ese agradecimiento es una pieza clave, agradecer por lo poco o nada que había en ese instante.
Lo siguiente, para darle seguimiento al milagro, fue el hecho de repartir. Jesús dio a la gente lo que necesitaban, y por mano de los discípulos se alcanzó el propósito, alimentar a la multitud.
Así que los discípulos se enfocaron en seguir la orden de su líder, sin buscar en principio la remuneración o el pago, sino que se enfocaron en cumplir el objetivo del trabajo que estaban desempeñando en ese momento.
Al final, el milagro que Dios realiza a través de Jesús y a través del desempeño de los discípulos, se extiende hasta el llenado de las 12 canastas con el pan sobrante. Era común en aquel tiempo que los hombres judíos cargaran con una canasta en donde guardaban su comida, y esto nos indica que al haber llenado 12 canastas, cada uno de los 12 discípulos, trabajaron en este proyecto y recibieron su paga. Seguramente recibieron más de lo que ellos esperaban.

Hermanas y hermanos, el liderazgo que nuestra patria necesita en este momento histórico, en donde existe una crisis de seguridad pública, una crisis de confianza en las autoridades, una crisis de valores humanos. Es importante ser los discípulos que Cristo está formando, y que lo está haciendo ya en tu vida.
Jesucristo nos enseña este día a que confiemos en Dios, así como él confió. Jesucristo nos anima a que creamos en nosotros mismos, así como él creyó en él mismo. Jesucristo nos reta a la acción así como él y sus discípulos entraron a la acción con sus propias manos, con sus propios recursos y con sus propias limitaciones.
El verdadero líder que México necesita, en primer lugar es aquel que cree, y que tiene la fe necesaria para alcanzar el bien común, para alcanzar los objetivos propuestos, y los planes a corto mediano y largo plazo. Pero el nuevo líder es aquel que al mismo tiempo puede ser sincero con él mismo y notar sus propias limitaciones y errores. El verdadero líder que nuestra patria necesita es aquel que sabe delegar las responsabilidades y deberes del grupo o institución a la cual está sirviendo. Ese líder está ejemplificado en Jesucristo. Pero él siempre ha estado en búsqueda de nuevos líderes, como lo fueron sus primeros 12 seguidores.

Hermanas y hermanos, Jesucristo nos enseña a que cada uno, tú y yo, seamos ese aprendiz, ese líder necesario en cada rincón del mundo. Tú casa, tú trabajo, tú iglesia, tú colonia, tú ciudad, etc. Te necesitan como líder. Debemos quitar de nuestras mentes el clásico líder, autoritario, impositivo, abusivo, exigente, promotor del miedo, sordo, inflado de poder, que tanto daño ha causado a nuestro México y aún lo sigue haciendo. Esos tiempos se acabaron, ahora es tiempo de los líderes que Jesucristo está formando, a partir de tu corazón, con respeto, con valores, con verdad, con lealtad, con compromiso, y con visión.

Busca al líder que llevas dentro de ti, y ponlo en acción.

AMÉN.

Pbro. Roberto Aguilar-Cedeño.

CUARTO DOMINGO EN CUARESMA – AÑO “B”
MARZO 18, 2012.