domingo, 18 de diciembre de 2011

¡CRISTO VOLVERÁ A NACER!



“El ángel contestó: - El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo he Hijo de Dios.”
San Lucas 1:35

 “Luchar es salir adelante, romper la cadena de la impunidad” dijo Valentina Rosendo el pasado día miércoles 14 de Diciembre de 2011. Con estas palabras dio por terminado su discurso en el “Museo Memoria y Tolerancia” en la Ciudad De México, después de que el Secretario de Gobernación le ofreciera una disculpa a nombre del Estado Mexicano.
Valentina es una mujer que nos ha dado una gran lección a todos nosotros, su lucha por la justicia está comenzando a rendir los frutos de su esfuerzo. Valentina es una mujer indígena de 26 años de edad, que fue violada por un militar en el año 2002 en el estado de Guerrero. En aquel tiempo ella era una adolescente de 17 años, casada y con una pequeña bebe. Nadie quiso ayudarla para defender su dignidad, todos le dieron la espalda, algunos por miedo, otros simplemente por apatía. Valentina tuvo que aprender a hablar Español para poder defenderse, estudió la primaria y la secundaria para prepararse mejor en estos 9 años. Su voz nunca fue escuchada en nuestro país, así que recurrió a la Corte Interamericana de derechos humanos, ubicada en el país de Costa Rica.
No cabe duda que la paciencia es un don de Dios, Valentina fue paciente durante estos 9 años. Pero también fue persistente y nunca perdió su objetivo. Ella fue motivada por la sed de justicia, pero también quiso ser la voz de las mujeres que han padecido y están padeciendo de injusticias como esta.

Ahora, la siguiente meta de Valentina, es terminar sus estudios de enfermería para volver a su pueblo. Y volverá para ayudar, porque su pueblo tiene muchas necesidades médicas y ella está decidida a contribuir con su esfuerzo.

Hermanos, la vida de Valentina Rosendo es el mejor ejemplo de un cuarto domingo de Adviento. Ya que ella lucho, creyó, tuvo fe, y esperó, por eso alcanzó la felicidad de un nuevo nacimiento, con esto cerró una etapa de su vida, y comienza una nueva.

En estas tres semanas de Adviento que han pasado, hemos escuchado en el Evangelio acerca de la espera, la reflexión, el perdón, la fe. De la misma manera, en el evangelio de este domingo, María respondió al ángel con estas palabras: “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho.” San Lucas 1:38. Vemos aquí el resultado de esas tres semanas pasadas, en una obra puesta en marcha. María, dispuesta a ser parte del plan de Dios, a tomar en sus manos una gran responsabilidad que se le estaba confiando, para alcanzar una meta que acercaría la salvación de Dios a todo ser humano. De esa misma forma, tú y yo somos llamados hoy para que sean nuestras manos las que hagan posible el cumplimiento de las promesas de Dios.

María fue escogida para que se cumpliera el propósito mesiánico de Dios. Pero ella no fue escogida por sus talentos, por sus costumbres, por su manera de vivir o de pensar, aunque todo esto tiene su importancia no fue lo que marcó la diferencia para ser la elegida. Lo que la capacitó para ser la portadora del hijo de Dios, fue su disposición, “Que Dios haga conmigo su voluntad”.

Así es como este cuarto domingo de Adviento y esta cuarta semana nos acerca a la Navidad.
Hermano y hermana, Dios te ha escogido también a ti, el cree en ti, tal y como creyó en María. Y en esta última semana de Adviento, Dios quiere que su hijo vuelva a nacer.  ¿Estarías dispuesto a ser el portador del Hijo de Dios?

Seguramente tendrás tus propias historias, metas alcanzadas y otras aún sin alcanzar, pero de eso se trata la vida, de una lucha continua llena de emociones y felicidad, a pesar de los momentos difíciles.

El caso de Valentina, también nos recuerda que la Navidad es mucho más que todos los regalos y los buenos sentimientos que podamos tener los unos a los otros. Ese acontecimiento nos recuerda que vale la pena luchar por ideales como la justicia, y la dignidad humana. Pues al final de cuentas, la llegada del Mesías a la tierra, es precisamente para recordarnos que Dios nos ama y que también espera que nosotros llevemos a cabo nuestro esfuerzo por alcanzar ese amor que Él tiene para todos.

Mis queridos amigos y hermanos, deseo que en esta cuarta semana de Adviento, busquen con mucho ánimo la felicidad, defiendan con todas sus fuerzas la dignidad de toda persona, escuchen con todo su corazón la voz de Dios, y sobre todo, nunca olviden que la grandeza de ser un ser humano no se mide por el dinero o las posesiones materiales, sino por la disposición que podamos tener ante la voluntad de Dios.

Prepárate en esta Navidad para decir: “Que Dios haga conmigo su voluntad”

Nunca dejes de luchar para alcanzar tus metas.

¡CRISTO VIENE YA!

AMEN.

Escrito por: Padre Roberto Aguilar-Cedeño
robertoaguilar.75@gmail.com

Cuarto Domingo de Adviento – Año B
Diciembre 18, 2011.

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