UNA MANIFESTACIÓN “ESPECIAL”
“No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente.”
Isaías 42:3
La sociedad de Colima ha quedado nuevamente consternada por el asesinato de una joven de 25 años de edad, que el pasado jueves 5 de Enero de 2012 a unas cuadras de la Iglesia de San Jorge, fue victima de un asalto dentro de las instalaciones en donde se desempañaba como secretaria de un negocio.
No cabe duda que esta situación nos preocupa como ciudadanos. No cabe duda que los culpables deberían pagar por sus crímenes. No cabe duda que una joven vida quedo apagada, cuando tenía un futuro por delante. Pero también es justo reconocer que todos aquellos que han decidido seguir una vida de delincuencia, de asesinato, de corrupción, de mentira, de difamación, etc. Son victimas de sus propios miedos, son personas que han perdido la esperanza de poder vivir una vida mejor, son personas que han sido engañadas por sus propias inseguridades, son personas que viven solas en su interior, no son escuchadas, no son comprendidas, seguramente muchos de ellos han sufrido abusos de todo tipo, agresión física y psicológica.
Es por eso que en este momento no debemos buscar culpables de todo lo malo que está ocurriendo en nuestra sociedad, porque eso no nos llevará a ninguna solución. Dejemos a las autoridades civiles que hagan su trabajo. Pero lo que si podemos hacer como seguidores de Jesucristo es vivir una vida de Epifanía, porque la Epifanía no es solamente una estación litúrgica de la Iglesia, no es algo que solamente deba servir para adornar nuestros templos y ceremonias, No. La Epifanía es la manifestación de Jesucristo en la tierra. Es la manifestación del amor de Dios en nuestra sociedad. Y esa manifestación la llevó a cabo Jesús al haber sido encarnado hace más de 2000 años en las tierras de Palestina y comenzar su ministerio.
Ahora nos corresponde a nosotros llevar a cabo esa manifestación del amor de Dios a todos los rincones de nuestras ciudades mexicanas que tanto lo necesitan.
Hoy es el primer domingo después de la Epifanía de Nuestro Señor. Y ahora las lecturas de este domingo nos llevan a enfrentarnos con la realidad que estamos viviendo.
Nos dice el Profeta Isaías: “No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente.” La Caña y la Mecha son dos imágenes poéticas que en otros pasajes del Antiguo Testamento se refieren a un pueblo que se ha quedado sin fuerzas. En este pasaje Isaías está hablando del Siervo de Dios, y ese siervo de Dios no ha venido para romper la caña ni para apagar la mecha. En otras palabras, el Siervo de Dios ha venido al mundo a traer paz y justicia para todos y no para dañar al pueblo que ha quedado debilitado.
En ese pueblo debilitado nos podemos ver reflejados todos. Un pueblo que lucha día a día por no asfixiarse en medio de la corrupción y la intolerancia. Pero también vemos con mas claridad las palabras de Cristo “ama a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22:39 “Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen.”, pero, ¿Como poder amar a alguien que ha cometido tan horribles crímenes en nuestra nación? ¿Porque no amarlos si también son víctimas de sus propios sufrimientos?
Es aquí donde tiene que llevarse a cabo la manifestación de Jesucristo, dentro de un mundo debilitado. Un pueblo debilitado por haber sido victima de las injusticias de una sociedad egoísta, debilitado por el hambre de pan, debilitado por la desesperación de la pobreza económica y educativa, debilitado por la falta de amor.
Vivimos en un país hermoso. En medio de una gente maravillosa que necesita esa manifestación de Dios en medio de sus vidas. Acaso, ¿Tendrá que venir nuevamente Jesús, para manifestarse a ellos?
Hermano y hermana, nos decimos cristianos, ¿Por qué? Porque somos miembros de una institución que se llama a si misma cristiana. O porque somos los actuales manifestadores de Dios en la tierra. ¿Qué somos?
¿Que podemos hacer por las familias que han perdido a sus seres queridos en nuestras comunidades, cuando tenemos la oportunidad de estar cerca de ellos?, no podemos hacer mas que darles consuelo, escucharlos y solamente si ellos lo piden, un consejo. Pero eso es todo.
La manifestación de una nueva epifanía no debe quedar entre las paredes de nuestros templos, pero tampoco se trata de crear súper campañas evangelizadoras que atraigan la atención de todo mundo presentándoles una opción religiosa, tampoco se trata de eso.
La nueva manifestación de Jesucristo en la tierra solamente se puede hacer presente en nuestra forma de vivir. Actuando de forma responsable en lo que a cada uno de nosotros nos corresponde hacer. Cuando llevamos a cabo nuestro trabajo, por más sencillo y humilde que sea ese trabajo, se notará el amor con el que lo haz realizado, porque cuando lo haces sin amor también se notará.
Tú eres la Iglesia, recuerda, en tus manos y en mis manos se encuentra la prevención de todos esos acontecimientos negativos de nuestro actual México. Tú y yo somos los nuevos manifestadores de Jesucristo. ¿Hay esperanza para todos? Si la hay. Pues vívela y transmítela. ¿Hay amor para todos? Si lo hay. Pues vívelo y transmítelo. ¿Hay perdón para todos? También lo hay. Pues vívelo y transmítelo.
Hermano y hermana, tú puedes contagiar la alegría de vivir a aquellos con quienes compartes cada día, tú haz experimentado en carne propia la salvación que Cristo nos ha traído, y ahora eres una nueva persona. No te quedes con ellos solo para ti.
Trabajemos juntos para darle un mejor rumbo a nuestro México. Y para eso debemos cuidar la caña quebrada y la mecha que arde débilmente, para llevarlo a ser una caña fuerte y una mecha con una gran flama. Ese es el sueño de Dios y la esperanza de un mejor futuro.
¡VIVE LA EPIFANÍA HERMANO!
AMEN.
Pbro. Roberto Aguilar-Cedeño
robertoaguilar.75@gmail.com
Enero 8, 2012.
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