domingo, 9 de septiembre de 2012


SER MAS HUMANOS CON LOS HUMANOS

“Al momento, los oídos del sordo se abrieron, y se le desató la lengua y pudo hablar bien. Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo contaban. Llenos de admiración, decían: «Todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!»”
San Marcos 7:35-37

El expiloto de Fórmula 1, Alessandro Zanardi, quien perdió sus extremidades en un accidente en Alemania hace 11 años, ganó este viernes su segunda medalla de oro en los Juegos Paralímpicos 2012. "Todos los días se puede lograr algo nuevo", dijo el italiano al concluir la competencia.

Desafortunadamente en nuestra sociedad se cometen infinidad de injusticias, pero lo más lamentable es cuando esas injusticias degradan la dignidad de hombres, mujeres y niños, seres humanos que son merecedores de llevar una vida digna y de obtener las mismas oportunidades que otro ser humano tiene en cualquier otro lugar del mundo. Muchas veces las limitaciones físicas en una persona son el motivo para que se les discrimine y se les rechace, dejando de apreciar toda la grandeza que en ellos existe. ¿Cuál deberá ser la actitud de quien sigue a Cristo, ante tales personas?

El evangelio de San Marcos nos narra que Jesús volvió a salir de la región de Tiro pasando por Sidón hasta llegar al Lago de Galilea. Tiro y Sidón eran dos ciudades que en tiempos de Jesús se encontraban en el apogeo de su prosperidad económica, la comunidad judía de aquella región era muy activa, y al parecer Jesús acostumbraba ir a aquella zona para tener un momento que le ayudara a recobrar fuerzas y tener también momentos de reposo. Aquellos lugares se encontraban lejos de las tierras judías, en lo que actualmente es el país de Libia, por esa razón Jesús le decía a la gente que no le dijeran a nadie de los milagros que realizaba, precisamente para evitar las provocaciones, trampas y artimañas con las que los fariseos acostumbraban perseguirlo y hostigarlo.
A pesar de la prosperidad económica de aquella región, existía una marcada desigualdad social, discriminación, no solo a niños y a mujeres, sino que también se discriminaban a las personas que padecían algún tipo de discapacidad, principalmente se creía que se debía al pecado que ellos o sus padres habían cometido.
Y en aquella ocasión a Jesús le acercaron un hombre sordo y tartamudo para que lo pudiera sanar. En primer lugar no se trataba de cualquier persona, él era un hombre que seguramente había sido muy herido, esencialmente por el trato que los demás habían tenido con él por muchos años. Por ejemplo, una persona incapacitada de su vista, simplemente no era testigo de las humillaciones de las cuales era victima, en cambio este hombre que ahora se ponía en manos de Jesús, había podido ver todos los desprecios, burlas e insultos que los demás le hacían debido a su incapacidad para poder oír y hablar. Por esa razón este no era simplemente una persona incapacitada físicamente, sino que era una victima de la indiferencia, el abuso, la burla y el desprecio de los demás. Entonces, seguramente este acontecimiento podría ser un espectáculo más en la vida de aquel hombre, un espectáculo esperado por aquellos que acostumbraban despreciarlo. Sin embargo Jesús, como nos dice el evangelio, lo llevó a un lado, aparte de la gente, en donde Jesús pudo realizar la sanidad.
Actualmente, se llega a creer que Jesús era una especie de sanador, un sanador que puede ser visto vía satélite por un canal de televisión, con una gran audiencia y con una larga fila de personas en sillas de ruedas y con muletas, listos para ser sanados en un segundo frente a las cámaras de televisión. Pero no, ese no era el estilo del Jesús el maestro de Nazaret. A Jesús pudo no haberle importado lo que pasaba a su alrededor, porque Él era diferente. Jesús era un excelente observador de lo que sucedía a su alrededor, de otra forma no habría podido enfrentarse a tantas situaciones negativas durante todo su ministerio. Jesús optó por separar a ese hombre de las demás personas, porque Él era muy sensible al dolor humano, su prioridad era que cada persona se encontrara con la felicidad y con su potencial interno, y claro que ese hombre no era la excepción. Jesús no estaba dispuesto a hacer un espectáculo a expensas del dolor humano.

En nuestro país, al año 2010 según el INEGI, las personas que tienen algún tipo de discapacidad son 5 millones 739 mil 270, lo que representa 5.1% de la población total. No son pocas las personas que tienen que vivir situaciones similares a las del hombre que se encontró en el camino de Jesús.

La discapacidad del ser humano no es el mayor problema, el problema es la indiferencia o rechazo en el que muchas veces nos vemos atrapados. Una indiferencia o rechazo que nos lleva a subestimar a tan extraordinarias personas solo por el aspecto de su apariencia física.
Pero cuando llegamos a la comprensión de que cada ser humano tiene un potencial increíblemente poderoso, podemos entender entonces la actitud de Jesús ante tal situación, podemos comprender un poco más el pensamiento y la visión que Jesús nos ha dejado para seguirlo.

Después de que el expiloto Alessandro Zanardi perdiera sus dos piernas en una competencia de Formula 1, seguramente muchos pensaron que su vida acabaría en ese momento. Pero no fue así, Él demostró que ninguna discapacidad lo frenaría para sacar su potencial humano, es ahí en donde Jesús puso su mirada con aquel hombre del evangelio. Es verdad que Jesús realizó el milagro en aquel momento, pero pudo no haber pasado nada si Jesús no hubiera estado dispuesto a acercarse y tocar a este hombre que era tachado como lo mas bajo e indeseable para la gente de su época. Ahora con Alessandro Zanardi, Jesús volvió a realizar un milagro, pero el milagro más grande para Dios es cuando la sanidad se logra en el interior del ser. Al haber Ganado 2 medallas de oro en los juegos paralímpicos de Londres, juegos que la mayoría de la población mundial ignoró, se manifestó la sanidad del alma de Alessandro, y nos da una gran lección con sus palabras, al decir, “Todos los días se puede lograr algo nuevo”.
Rescatar el potencial humano es lo que más vale la pena.
Hermano y hermana, atrevámonos a mirar como Jesús, a sanar con la actitud de  Jesús, no subestimes a nadie por su apariencia, en cada ser humano se encuentra Dios pero también una parte de ti y de todos. Cada vez que ayudamos a uno de esos grandes seres humanos en cualquier forma, estamos haciendo milagros. Querido amigo y amiga Jesús quiere de nosotros que nos ayudemos, no importando las capacidades o incapacidades que tengamos, no importando el nivel social, no importando el nivel intelectual, no importando el color de piel, no importando la orientación sexual, no importando la cultura, no importando el acento o idioma, no importando nada, simplemente somos seres humanos que nos tenemos unos a otros. No necesitas buscar mucho a quien poder ayudar, la persona que necesita algo de ti por alguna razón siempre te sale al paso, así como le aconteció a Jesús, solo debes estar atento y dispuesto. Y como dijo Alessandro "Todos los días se puede lograr algo nuevo" pero recuerda siempre, ser mas humano con los humanos. Amén.


Pbro. Roberto Aguilar-Cedeño.

9 de septiembre del 2012.


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