VENCER EL MIEDO PARA TRIUNFAR
“El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó:
— ¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
—Maestro, quiero recobrar la vista.
Jesús le dijo:
—Puedes irte; por tu fe has sido sanado.
En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a
Jesús por el camino.”
San Marcos 10:50-52
“El proyecto neoliberal es irrealizable, manifiesta Eduardo Galeano a
la Jornada
Necesitamos a los indignados;
estamos hartos de los indignos
Los movimientos enarbolados por los jóvenes son lecciones de dignidad
contra el miedo, dice:
La verdad es que quizá la mejor noticia que el mundo nos ha dado en los
años recientes, de lejos la mejor noticia, es la aparición del movimiento de
los indignados que es básicamente juvenil –aunque hay indignados de todas las
edades, por suerte-, pero es sobre todo de jóvenes y ocurre justo cuando
parecía casi unánime la certeza de que a ellos no les importaba nada la
política, que cada quién se miraba su ombligo en éxtasis y no les interesaba
nada lo que ocurría con los demás. Demostraron que todo eso era falso, en
México y en todas partes.” Periódico la
Jornada, viernes 26 de octubre del 2012.
Se dice, que lo que
mas define la vida adulta son las decisiones en la juventud. La juventud actual
ha dado un giro extravagante. Los medios de comunicación, la información
excesiva del internet, la tecnología, la educación en casa, la forma de
trabajar en las escuelas, todo esto ha dado un giro de 180 grados. El joven de
hoy ya no se le puede engañar tan fácilmente como en tiempos anteriores. Ahora el
joven quiere ver la realidad, en donde la verdad, la justicia, la libertad, sean
realidad en boca de los líderes que manejan la nación, los estados, las
instituciones, etc. El joven de hoy ya no se queda solo con las palabras o
promesas, ahora exige hechos, exige verdad, exige libertad autentica, y poco a
poco lo está consiguiendo al expresarlo constantemente. Sus gritos retumban en
sus actitudes, sus gritos se expresan en sus gestos, sus gritos son escuchados
solamente por aquellos que quieren escuchar. Los jóvenes de hoy contagian vida
en los niños, en las mujeres, en los hombres y en los ancianos. Si escuchamos
con atención sus consignas, el mundo entero podría dar también un giro de 180
grados.
Los jóvenes que están
gritando, tienen un propósito para hacerlo, y tienen objetivos bien definidos. Esos
gritos de la juventud crean movimientos que están sacudiendo al mundo, y no les
ha importado dejar su comodidad para salir a las calles a gritar consignas y
exponer discursos. La Alumna de la Escuela Nacional de Trabajo Social, Ana
Paulina, dijo: “Yo
estoy aquí porque creo en el cambio en México, porque creo que la organización
y la unión es la única solución a los varios problemas aquí y en el mundo”
Ahora, veamos que nos dice al respecto la
porción del evangelio de este domingo, San Marcos 10:46-52. Cuando Jesús iba
pasando por el caminando rumbo a Jerusalén, para celebrar la fiesta de la pascua, todo parecía normal, mucha gente,
mucho ruido, muchos seguidores. Pero de repente se empezó a escuchar una voz que
gritaba “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Se trataba de un hombre
ciego que había escuchado que el Jesús que pasaba por allí, era el que sanaba y
que hacia muchos milagros. Cuando lo escucharon gritar la gente le decía, ¡cállate!,
¡guarda silencio!, ¡no molestes!, ¡no digas nada!, ¡no hables!, ¡así estas bien!,
¡ya deberías estar acostumbrado a estar ciego!, ¡para que te esfuerzas!, ¡ahí
quédate!, ¡ahí es tu lugar!, ¡tu no te metas en esto!. El ciego tenía que tomar
una de dos decisiones, o escuchar y obedecer aquellas voces que le hablaban, o
tomar la oportunidad de su vida venciendo el miedo que le provocaba todas esas voces
que lo acosaban. Entonces tomo la decisión correcta y empezó a gritar con toda su
alma, ¡JESÚS, HIJO DE DAVID! ¡JESÚS, HIJO DE DAVID! ¡Ten compasión de mí!
Ese hombre se puso una meta, y mientras sus
miedos le gritaban ¡cállate!, él gritó con el alma, gritó en su desesperación
usando su última carta. Se enfrentó a la crítica, a los comentarios, a los
malos entendidos, a las suposiciones, a todo tipo de miedo que en ese momento
quisieron bloquear su sueño, su meta, su destino y su objetivo final. Logró que
Jesús se detuviera, logró que el maestro se detuviera y volteara a verlo, desafío
todos lo miedos y logró que el rostro de Jesús le viera.
Jesús lo llamó y le dijo ¿Qué quieres que
haga por ti? Ya no estaban más esas voces, ya no estaban más esos miedos, solo él
y Dios. Lo único que quería era ver, mirar con sus propios ojos, tenía un solo sueño,
una ilusión y toda su esperanza estaba en la figura de Jesús, la verdad viva,
la justicia autentica, el amor incondicional, la paz que excede todo
entendimiento, y puso su fe en el hijo de Dios, su objetivo se había alcanzado.
Bartimeo gritó, abrió su boca, y fue
escuchado. Cuando Jesús le preguntó ¿Qué quieres que haga por ti?, él respondió
que solo quería ver. Bartimeo tenía bien claro lo que quería y necesitaba. Jesús
al ver y sentir esa fe tan grande en aquel hombre, lo único que pudo decir fue,
“por todo lo que haz hecho, por tu fuerza, tu valor, tu astucia, tu coraje, por
todo eso en lo que se ha manifestado tu FE, ahora has sido sanado”.
Jesús pasó por aquél lugar, pero Bartimeo, él
hombre ciego, tuvo que poner todo de su parte, tuvo que enfrentarse a todo el
gentío que le obstruía el paso, a todas las voces negativas que le impedían
avanzar para poder creer en él mismo. Su fe lo hizo gritar y su fe realizó el
milagro. Ya no permanecería mas en la oscuridad de su ceguera, ya no dejaría
pasar un día más viviendo bajo la manipulación de las voces que le impedían
crecer como un ser de luz, como un ser supremo y único.
Los jóvenes de hoy nos están enseñando algo
parecido a lo que hizo Bartimeo, alzar la voz, gritar con el alma, conquistar
los sueños, alcanzar las metas, y cumplir objetivos que no hemos podido obtener
por que se nos ha mantenido ciegos por mucho tiempo. Dios está pasando todo el
tiempo a nuestro lado, solo necesitamos gritarle con nuestro ser interior,
necesitamos gritarle con la honestidad de nuestras acciones, necesitamos
gritarle con la verdad de nuestras palabras, necesitamos gritarle con la
justicia de nuestras decisiones, necesitamos gritarle con el respeto a nuestro
prójimo, la decisión es tuya, tu y yo somos los Bartimeos de hoy en día.
Querido hermano y hermana, Bartimeo solo hizo
una cosa, venció su miedo, la mayoría de los jóvenes están venciendo sus
miedos, si enfrentamos nuestros miedos y luchamos para tener una vida más
digna, sana, llena de paz, llena de amor, nuestra fe habrá logrado su objetivo.
Después de que Jesús sanó a Bartimeo, él
decidió seguir el camino, la verdad y la vida, representada en Jesucristo. No
te des por vencido, la ceguera de Bartimeo no fue un pretexto para no poder alzar
la voz y luchar por su más profundo deseo.
Que nada te impida gritar con el alma, que
nada te impida luchar por tu mayor deseo. Dios te ama y te ha dado la fuerza
para que logres vencer todos esos miedos y logres tu propósito en la vida.
Hermano y hermana, hay que reconocer que
todos esos millones de jóvenes que se están movilizando en el mundo han tenido
que vencer el miedo para poder realizar lo que están logrando. Y es
precisamente el miedo lo que todo hijo e hija de Dios necesita vencer para no
perder de vista a su Señor Jesucristo. Recuerda, vencer los miedos solo nos
puede llevar a triunfar en nuestra vida. Amén.
Pbro. Roberto
Aguilar-Cedeño.
28 de octubre del 2012.